Habla la historia de un hombre que daba una palmada cada diez segundos. Uno le pregunta por el motivo de tan extraño proceder. El hombre responde: "Para espantar los elefantes". "¿Elefantes? Pero si aquí no hay ninguno". Replica: "Y pues, ¿ve usted?".
La moraleja de la historia es que rechazar o eludir una situación peligrosa de buenas a primeras parece ser la solución más razonable, pero, por otra parte, también garantiza la permanencia del problema.
Hay quienes no pueden aflojar sus propias cadenas y sin embargo pueden liberar a sus amigos. Debes estar preparado para arder en tu propio fuego: ¿cómo podrías renacer sin haberte convertido en cenizas?.
No quería creerlo pero era cierto... Había nacido en una familia donde el cariño y el respeto se compraban con dinero... Y ella, ahora, no lo tenía. Dinero. Se estaba desprendiendo de él, de ellos... No imaginó que doliera tanto. Ser consciente. Sufrirlo. Verlo.